
Las agrupaciones animalistas: Una cadena de amor
El abandono animal, ya sea referido a perros, gatos y en el último tiempo se han sumado caballos, es una realidad latente en cada esquina de nuestra ciudad, y si nos adentramos a las zonas periféricas de la misma, esto se vuelve aún más evidente e incluso problemático para la población; pero lo cierto es que estos animales no llegaron a la calle por sí solos, alguna vez tuvieron “familias” que decidieron dejarlos a su suerte y así comenzó su “vida de calle”.
Ante tantos casos de animales abandonados surgen de manera espontánea diversas agrupaciones animalistas que buscan formas de prestar asistencia a esos seres sintientes. Son grupos de mujeres y hombres que trabajan de manera desinteresada, y algunos de ellos en forma anónima, invirtiendo tiempo y dinero en actividades que buscan generar recursos para solventar los gastos que implica asistir a un animal hambriento, enfermo y/o herido. Son personas de distintas profesiones u oficios, de diferentes religiones y creencias, tan opuestas en tantos sentidos, pero que se han unido a una causa común, maravillosa por el fin último, pero ingrata cuando los objetivos no se pueden cumplir.

Todos los días y en todos los horarios las agrupaciones reciben solicitudes de personas que conocen situaciones de abandono o atropellos (por nombrar los casos más comunes) y requieren ayuda, casi siempre de manera urgente, como si estos voluntarios tuvieran una “varita mágica” para solucionar las múltiples problemáticas que les hacen llegar. No, no es así…muchas veces se requiere atención veterinaria inmediata y nuestra ciudad no cuenta con clínicas que presten un servicio las 24 horas al día, muy necesario por cierto; los hogares temporales son cada vez más escasos, y si los hay su capacidad siempre está al límite; no se cuenta tampoco con un fondo monetario estable, siempre se obtiene el dinero después de atender un determinado caso por medio de diferentes acciones que buscan sensibilizar a las personas para que realicen sus aportes.
Muchos de los integrantes de las agrupaciones, de hecho, comenzaron su camino “animalista” de esta forma: haciendo donaciones en dinero; y una vez que se fueron interiorizando de la realidad que viven cientos de animales en las calles, y de la ardua labor que realiza cada uno de los miembros de los grupos quisieron ser parte de ellos, “regalando tiempo y amor” a quienes más lo necesitan, nuestros “hermanos menores”.

Todos podemos colaborar de alguna manera, existen varias agrupaciones en Punta Arenas que siempre van a necesitar de tu ayuda, agrupaciones que no dan abasto ante la situación actual de abandono, pero que hacen lo que pueden con los limitados recursos con los que cuentan.
Por: Lorena Díaz