El académico de Medicina Veterinaria de la Universidad San Sebastián, Antonio Bizama, explica y detalla sobre los riesgos de la enfermedad contagiosa que está afectando a gatos y a humanos en el país: Sporothrix brasiliensis.

¿Qué es y cómo se puede contagiar?

Es una infección por hongos, es decir, una micosis cutánea por implantación y para que el gato se infecte, debe existir una herida en la piel.

¿De dónde vienen?

Estos hongos normalmente habitan en el suelo, básicamente en materiales vegetales, en descomposición. Por lo que, ante los hábitos de los felinos al afilarse las uñas, estas esporas podrían quedar en las manos y al acicalarse y tocarse la boca, la zona queda contaminada.

Desde el punto de vista médico, es una enfermedad que para los gatos puede ser complicada, ya que es una infección que va a requerir de un tratamiento largo, con drogas antimicóticas, que son de metabolización hepática, por lo que requiere de un tratamiento de mínimo cuatro meses y de un monitoreo de la función hepática. Ahora ojo con los animales que son de mayor riesgo, gatos que tienen enfermedades retrovirales o que estén inmunocomprometidos, puede ser mucho más complejo para ellos.

¿Cómo se puede transmitir a los humanos y que causa?

Para que se efectúe el contagio, un gato debe herir a otro felino arañándolo o mordiéndolo y de esta misma forma se podría contagiar al ser humano.

¿Por qué los gatos son portadores?

Entonces estamos hablando de gatos que tienen una vida fuera de la casa, no estamos hablando de felinos que viven dentro de departamentos, sino de los que tienen vida al exterior, donde a través de peleas territoriales o luchas asociades a comportamientos de reproducción, se genera el contagio. En concreto, los gatos que podrían estar están expuestos a esta infección son los que tienen vida fuera de su hogar y que no están esterilizados.

¿Cómo se puede identificar que un gato se contagió con el hongo?

Desde el punto de vista clínico lo que uno ve es un gato con una lesión ulcero hemorrágica principalmente en la nariz o alrededor de la zona nasal, sin embargo, también podría aparecer en otras zonas.

Para su diagnóstico, se requiere de la atención de un médico veterinario, donde se hace un estudio citológico, técnicas de cultivo y finalmente, técnicas de biología molecular para identificar este agente infeccioso.